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sábado, 6 de diciembre de 2008

Iruña-Veleia

La Epigrafía y los poderes de Internet

ALICIA M. CANTO



Después de dedicar 35 años a la investigación y docencia de la Epigrafía, a la lectura y revisión de lo que otros autores publican sobre inscripciones romanas, a diversos estudios sobre falsos epigráficos y, sobre todo, desde junio de 2006, dos años y medio bastante intensos al caso Iruña-Veleia, participando y/o moderando diez foros (Iruña-Veleia I-X) en el portal www.celtiberia.net, o creando archivos de información gráfica y textual sobre los óstraka, allí y en www.terraeantiqvae.com, me gustaría compartir algunas impresiones, en este momento de tensión profesional, institucional, mediática y social en torno a las polémicas e intrigantes cerámicas escritas de Iruña-Veleia. Creo cumplir algunas condiciones para ello, porque, si bien ya el 14 de junio de 2006 (cf. http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=2042), ante las fotos del imposible grafito de "Anquises", con sus insólitas flechas dobles, y del blasfemo "R.I.P.", me pasé al más completo escepticismo, a la vez siempre defendí -y defiendo aún- que había que esperar a conocer la documentación del proceso de excavación. Ya que, si Eliseo Gil [director de las excavaciones] era capaz de demostrar aquella cápsula del tiempo que aseguraba, el buen método arqueológico debía prevalecer sobre todo lo demás. Una demostración que aún no ha hecho y que hubiera solventado en el acto (o solventaría aún) casi todas las dudas.Quisiera, sin embargo, reflexionar au-dessus de la mêlée, esto es, sin entrar en el detalle de las trifulcas mediáticas y del barullo general al que estamos asistiendo en estos últimos días de cuchillos largos, ni en las responsabilidades por avales, silencios y ausencias, ni en diseccionar las curiosas carreras por el "ya lo decía yo" o el "esto lo predije" (pero a posteriori), de tanta, como dirían los romanos, vaticinatio ex eventu (el vaticinio de algo cuando ya ha ocurrido). En fin, todo esto, y más, ya lo habrán anotado y sopesado los lectores-espectadores más atentos y reflexivos.Me temo que los qué, quién, cómo, cuándo y por qué son preguntas que se han ido de nuestras manos para entrar en las judiciales, de forma que para saber sus respuestas habrá que esperar al correspondiente sumario y a sus pruebas (por ejemplo, testigos fundamentales que aún no han informado, o periciales caligráficas que podrían ayudar en la cuestión). Sí diré que, debido a la ya intolerable zafiedad de varios de los grafitos sólo ahora conocidos ("Descartes", "Deidre" y compañía), debería abrirse paso a la posibilidad de que pudiera haber "intrusiones dentro de las intrusiones", acaso viejas y procedentes de frailes del hoy arruinado convento agustino de Santa Catalina de Badaya o, lo que sería peor, añadidas durante el proceso con el insano propósito de empeorar las cosas. Pero dejemos todo esto a los jueces y parémonos en las dos grandes preguntas que hoy se hace casi todo el mundo: ¿cómo pudo colar todo esto? y ¿cómo hemos podido llegar hasta aquí?A la primera se contesta desde la falta de formación universitaria: muchos arqueólogos, historiadores y filólogos de nuestro tiempo, dicho en general, no saben epigrafía; y, también en general, no es por su culpa, o no toda. Los viejos profesores (casi todos ya al otro lado de la Estigia) sí sabían, porque la habían estudiado, junto con el latín y el griego. Luego vinieron planes nuevos para la licenciatura de Geografía e Historia, más tarde sólo Historia, y aquellas tres materias, tan básicas para el conocimiento del mundo romano, que acapara la mayor parte de la Arqueología y la Historia Antigua peninsulares, fueron literalmente machacadas, pasaron a ser optativas, o desaparecieron de los planes. Bastará decir que entre miles de profesores de Historia de todas las universidades españolas sólo existen hoy una cátedra y tres titularidades de Epigrafía y Numismática, y, dedicada a la epigrafía antigua, sólo la que desempeño. El que desde hace más de 30 años no haya en la Real Academia de la Historia ni un solo académico numerario que sea epigrafista, con tantos que había en ella en el XVIII y en el XIX, es sólo otro mal síntoma.De tal manera que, siendo la epigrafía la principal fuente histórica material de la mayor parte de las culturas antiguas (y única en el caso de sumerios, acadios, babilonios, asirios, egipcios, micénicos, hititas y otros pueblos), y la que permite estudiar, restituir y fechar con garantías inscripciones que llegan a nosotros directamente desde el pasado, dándonos una preciosa y fiable información, en España es tradicionalmente menospreciada, quizá porque requiere (aunque no sólo) un conocimiento suficiente de latín, también eliminado hace muchos años de la formación del historiador y del arqueólogo. Desde hace varias décadas, la epigrafía carece de asignaturas propias y obligatorias en muchos planes de estudio, y lleva el mismo triste camino en el nuevo grado de Historia a la boloñesa que se está preparando. ¿Qué podemos esperar, entonces, de la calidad de su estudio, y menos aún de su práctica profesional dentro de la arqueología? Iruña-Veleia acaba de demostrar otra vez la importancia que tiene el conocimiento epigráfico (incluso tratándose, como es el caso, de epigrafía menor), y así concluiremos que si cualquier arqueólogo o historiador tuviera un dominio medio de la epigrafía, ni los óstraka hubieran estado tan (presuntamente) mal pergeñados, ni hubiera sido posible colarlos con tanta facilidad. Se impone, pues, recuperar la profesión de epigrafista, porque ha quedado bastante claro que sólo con ser arqueólogo, historiador o filólogo no basta.Esta conclusión tiene que ver con la respuesta a la segunda pregunta: ¿cómo hemos podido llegar hasta aquí? Pues, por más que ahora se señalen como las "primeras llamadas de alerta" a dos artículos publicados en noviembre de 2006 (que influyeron, aunque no acusaban ningún fraude), ello no es verdad. La verdad es que el clima de escepticismo nació y creció en Internet desde el primer momento, y que durante meses no consta ninguna denuncia o aviso de expertos universitarios (lo que es muy preocupante hacia el futuro). El caso Veleia se abrió y se siguió en el portal www.celtiberia.net por parte de un amplio y variopinto colectivo de expertos y aficionados, donde muchos aportamos errores, extrañezas, incongruencias y anomalías, aunque nunca contamos más que con los únicos diez grafitos que llegaron a publicarse. El escepticismo empezó el propio 9 de junio de 2006, en cuanto aparecieron las primeras fotos, y todo fue desmenuzado allí, desde los ilegibles jeroglíficos al "R.I.P." y el "Anquises", pasando por los imposibles "Nefertiti" y "Akhenaton" o por la evidencia de que, a pesar de tanto laboratorio de prestigio, las fechas de las cerámicas no valen para datar lo escrito sobre ellas, sobre todo con ductus tan lavados. De hecho, puede comprobarse que hasta ahora ningún experto, ni vasco ni foráneo, ha aportado sobre las piezas más conocidas ni un solo argumento nuevo, nada que no hubiera sido ya descubierto y comentado en aquellos completos foros, y a veces lo han hecho hasta con las mismas palabras. Según informantes vascos de los que me fío, en 2006-2007 todo el que tenía o podía tener que ver con los grafitos empezaba el día viendo qué había de nuevo en Celtiberia.Como segunda respuesta, pues, hemos llegado hasta aquí por el respeto a la persona y trayectoria de Eliseo Gil; por los análisis y los avales que acompañaron a los hallazgos, incluso cuando ya se sabía que muchos grafitos podían ser falsos (yo no creo que lo sean todos), y por una prensa no especializada, poco crítica (antes y ahora), y ávida de titulares, que, además, en aquellos 8 y 16 de junio no supo valorar una pista que, a mí al menos, me pareció decisiva: el desmarque de Euskaltzaindia. Pero tiene también un lado positivo: si se va a llegar a la verdad será sobre todo gracias a la atmósfera de escepticismo, a las informaciones y a la fuerte presión social generadas desde Internet, sin las cuales es muy posible que ahora se siguiera hablando de "los jeroglíficos entre el Nilo y el Zadorra", de un vetusto cristianismo en vasco (que la antigüedad del euskera no necesita), y del "paedagogium de los niños ricos de Veleia", con su polivalente "preceptor egipcio".El caso Iruña-Veleia ha dado un ejemplo de libro del enorme poder y de la gran utilidad e influencia social que ya tiene Internet. Eso es bueno, y lo saben incluso quienes nunca lo reconocerán. Aunque, al fin y a la postre, todo haya resultado muy penoso, muy desilusionante y, sobre todo, demasiado caro.Alicia M. Canto es profesora titular de Epigrafía de la Universidad Autónoma de Madrid.Tomado de: http://www.elpais.com/articulo/pais/vasco/epigrafia/poderes/Internet/elpepuespvas/20081128elpvas_11/Tes
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domingo 16 de noviembre de 2008

Arqueólogos de Iruña-Veleia se querellan por injurias contra Almagro Gorbea
La empresa Lurmen, que gestiona bajo la dirección de los arqueólogos Eliseo Gil e Idoia Filloy las excavaciones de la ciudad romana de Iruña-Veleia, en Álava, anunció ayer que ya ha iniciado los trámites para interponer una querella criminal por injurias y calumnias contra el profesor Martín Almagro Gorbea, catedrático de Prehistoria de la Universidad Complutense y miembro de la Academia de la Historia, que en una entrevista recientemente publicada por el diario EL CORREO calificaba de «falsificaciones» y de «broma» los hallazgos realizados hace dos años en el yacimiento alavés.Los calificativos de Almagro Gorbea se referían, en concreto, a algunos grafitos a los que en su momento se concedió una importancia extraordinaria, como un Calvario supuestamente realizado en siglo III de nuestra era, que de ser cierto sería la primera representación de la Crucifixión conocida, o los primeros vocablos de uso común en euskera.Aunque han sido muchos los científicos que han mostrado su extrañeza por las características de los hallazgos, así como los que han manifestado dudas sobre su veracidad, Almagro Gorbea no concedía en sus declaraciones lugar a la duda y decía de los descubrimientos de Iruña-Veleia que «o es una broma o una estafa».En opinión de Lurmen, las declaraciones de Almagro «han traspasado todos los límites de lo razonable» y, «más allá de posicionamientos científicos, políticos y personales, se vierten una serie de gravísimas acusaciones cuyo efecto se ve multiplicado por su difusión pública». Por lo tanto, y entendiendo que su imagen como profesionales de la arqueología y su honor personal «se ven totalmente vulnerados», han optado por «confiar en uno de los valores supremos de la sociedad, la Justicia» y querellarse contra Almagro. AGENCIASTomado de: http://www.diariovasco.com/20081116/cultura/arqueologos-iruna-veleia-querellan-20081116.html
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sábado 11 de octubre de 2008

Los arqueólogos arremeten contra Gorrochategui por cuestionar los hallazgos
El equipo que estudia las piezas le acusa de «vulnerar la confidencialidad» de la comisión investigadora11.10.08 -M. JOSÉ CARREROVITORIALos arqueólogos encargados de excavar y estudiar Iruña-Veleia, a cuyo frente está Eliseo Gil, arremetieron ayer contra el lingüista Joaquín Gorrochategui por volver a cuestionar los hallazgos. Le acusaron de «vulnerar el protocolo de confidencialidad suscrito» por los miembros de la comisión que debe certificar la autenticidad de la inscripciones encontradas en el yacimiento.En junio de 2006, el grupo de trabajo de Gil presentó un resto de cerámica del siglo III con la representación más antigua de Cristo crucificado. Avalados por varios expertos, detallaron que el dibujo formaba parte de un conjunto de 270 epigrafías o inscripciones y dibujos realizados también en piedra, huesos, metal, cerámica y madera. Además, revelaron la aparición de las primeras palabras escritas en euskera. Las dataron en los siglos III o IV, es decir, 600 años antes que las de San Millán.En el marco del congreso internacional que Euskaltzaindia ha celebrado esta semana en Pamplona, Gorrochategui expuso una ponencia sobre el euskera antiguo. Durante su intervención, el filólogo reiteró sus ya conocidas dudas sobre las piezas halladas en Nanclares de la Oca. Por ello, consideró que, «mientras no se verifique su autenticidad», los lingüistas no pueden utilizarlas en sus trabajos científicos para defender la presencia del euskera en la Antigüedad. En declaraciones a EL CORREO, expresó después su «temor» a que «sean un fraude».Los arqueólogos de Iruña-Veleia censuraron ayer al catedrático de Lingüística Europea y director del Instituto de Ciencias de la Antigüedad de la Universidad del País Vasco. En un comunicado remitido a través de Eusko Tren -empresa pública que financia las excavaciones del yacimiento-, Eliseo Gil señala que partió de su equipo la propuesta de constituir una comisión de investigación con profesores de la UPV para llegar a un «dictamen consensuado» de los hallazgos. Los arqueólogos recalcan que los componentes de este grupo de trabajo, firmaron «un protocolo de confidencialidad entre todos los participantes y sus respectivos equipos y colaboradores». Es más, recuerdan que la potestad de realizar algún tipo de comunicación al respecto corresponde a la Diputación, propietaria del yacimiento.«Resulta hiriente»Por ello, la tercera intervención pública de Gorrochategui ha irritado a los arqueólogos, pese a que en ella no ha desvelado extremo alguno de la investigación en marcha. El lingüista -forma parte del equipo que estudia los textos en euskera- se ha limitado a expresar sus dudas, como lo hizo por primera vez en otoño de 2006 en este periódico.Ahora hace un año, volvió a reafirmar las «serias objeciones» que desde el punto de vista de la Filología Vasca y Latina plantean las inscripciones. Lo hizo ante decenas de expertos participantes en un congreso sobre la lengua vasca organizado por la Cátedra Koldo Mitxelena de la UPV.Esta semana, ha dado un paso más al expresar su «temor» respecto a que las inscripciones sean «un fraude». Los arqueólogos se sienten dolidos por esta expresión. «Es un tema muy grave» porque «pudiera comprometer no ya nuestra profesionalidad, sino lo que es peor, nuestra honorabilidad». Consideran que el filólogo «da pie a establecer una sencilla relación entre los investigadores responsables del hallazgo y el presunto 'fraude'. Y esto -concluyen- resulta hiriente».Tomado de: http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/20081011/sociedad/arqueologos-arremeten-contra-gorrochategui-20081011.html
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Iruña-Veleia, culebrón arqueológico
La Diputación de Álava presenta una demanda contra el arqueólogo que halló supuestas inscripciones en euskera en un yacimiento romano cerca de Vitoria
JOSEBA ELOLA - Vitoria - 06/12/2008



El 5 de agosto de 2006, una camiseta causó furor entre algunos de los alaveses que celebraban las fiestas patronales de Vitoria. En ella aparecían tres palabras en euskera: Ian Edan Lo. Que significan: comer, beber, dormir. Tres palabras que se habían hallado grabadas en unas piezas de cerámica en el yacimiento romano de Iruña-Veleia, a escasos 11 kilómetros de Vitoria. Tres palabras que daban un volantazo a la historia y situaban en esa ciudad tardorromana los primeros testimonios en lengua vasca.
La camiseta, que la gente exhibía con orgullo, era la más palpable expresión de una ilusión colectiva que ahora se desploma. El culebrón de este yacimiento romano que en 2006 se vendió como cuna del euskera y que, además, fue presentado como referente de la emergencia del cristianismo en la Roma del siglo III, está a las puertas de la fase judicial, última parada con la que se pretende resolver el monumental entuerto. La Diputación Foral de Álava presentó ayer ante la Fiscalía de Vitoria-Gasteiz una denuncia contra la empresa Lurmen SL, concesionaria de las excavaciones. La demanda plantea un presunto delito de ataque al patrimonio cultural.
Al culebrón no le falta miga. En el origen hay un hallazgo excepcional de los que cambian la historia en el que está considerado como el yacimiento más importante del País Vasco; un patrocinio mayúsculo con escasos precedentes en España (3,72 millones de euros) que una empresa pública dependiente del gobierno vasco, Euskotren, asigna a un proyecto para el periodo 2001-2010; y unas piezas increíbles que se presentan a los medios de comunicación antes de contrastarlas frente a la comunidad científica. Este hecho último determina la trama del culebrón: el salto del lógico descubro-contrasto-anuncio al aventurado descubro-anuncio-y ya contrastaré es el que produce todas las distorsiones en este caso. Hay además una comisión científica asesora de 26 expertos que, tras suscribir un protocolo de confidencialidad, trabaja durante todo 2008 para aclarar la cosa y presenta un informe demoledor que dice que se trata de un fraude; informe que propicia el cierre de las excavaciones. Y finalmente, para rematar, hay un arqueólogo que prefiere no entrar en el debate de la autenticidad de las piezas y que clama contra el modo en que ha sido desalojado: le dan diez días para que haga sus alegaciones pero le cierran la excavación, de modo que no puede acceder al material que le podría permitir articular su defensa. Ingredientes, no faltan.
En la cafetería de un hotel del centro de Vitoria, el profesor Gorrotxategi recuerda que fue en mayo de 2006 cuando Eliseo Gil le llamó para que viera las primeras piezas con inscripciones en euskera. Este catedrático de Lingüística de la Universidad del País Vasco relata que tardó poco tiempo en empezar a sospechar de los sorprendentes hallazgos. Pero el caso es que participó en la presentación de los mismos.
Primero le llamaron la atención las inscripciones en latín de algunas piezas. "Me parecía un latín muy vulgar", asegura. Las palabras en euskera le sorprendieron, pero intentó buscar una explicación. "Veía que el vasco era muy moderno". Asegura que el mismo 19 de junio de 2006, once días después de la presentación, expresó sus primeras dudas al arqueólogo Eliseo Gil. Y no tardó en trasladárselas a las autoridades. Ahora, tras formar parte de la comisión científica asesora, es más que contundente: "Los 65 óstracas [piezas de cerámica] vascos son falsos. Todos".
Los hallazgos no sólo fueron inscripciones en euskera. Había piezas con iconos sorprendentes. Cuando se presentó a los medios, Eliseo Gil contó un bello cuento de un paedagogium en que un maestro egipcio instruía a niños de familias pudientes, por eso había también piezas con jeroglíficos. "Tuve que componer un relato que fuera comprensible para el público", se justifica ahora el arqueólogo alavés.
El 8 de enero de 2007, tres arqueólogos que formaban parte del equipo de Gil abandonaron las excavaciones. "Lo hicimos por motivos profesionales y personales", manifiesta uno de ellos, José Ángel Apellaniz. "Es importante que la justicia intervenga, hace falta luz y taquígrafos. Y si vienen a preguntarme, contaré lo que vi y lo que no vi".
Julio Núñez enchufa una llave USB en un ordenador portátil de un despacho de la Universidad del País Vasco y empiezan a aparecer fotos de algunas piezas. Este arqueólogo, profesor titular de la Universidad del País Vasco, es otro de los 26 expertos de la comisión. A principios de abril de 2008, recibió 112 imágenes de las óstracas. "Me encontré con un grupo de piezas increíbles y ante una situación anómala científicamente", explica. "No había una hipótesis argumentada, que es la base de cualquier trabajo científico".
En la pantalla del ordenador, se van sucediendo las imágenes de piezas. Aparece la primera que empezó a sembrar dudas cuando se difundió: la imagen de un hombre crucificado y sobre su cabeza, lo que parece un RIP. "Es imposible que un cristiano ponga RIP en un crucifijo, es contradictorio", declara sin asomo de dudas la profesora de Epigrafía de la Universidad Autónoma de Madrid Alicia M. Canto, una de las primeras escépticas que empezó a animar el foro de celtiberia.net, gran alimentador del runrún que propiciaría las dudas en torno a los hallazgos. "¿Y quién dice que pone RIP?", rebate Eliseo Gil.
Las piezas están a buen recaudo en el Museo de Arqueología de Álava. Una de ellas muestra a una mujer con grandes pechos, cintura estrecha, y una mano en la entrepierna. Julio Núñez pasa de la indignación seria a la risa indignada al ser preguntado por esta pieza. "El desnudo femenino en la antigüedad es símbolo de pureza. Se representan diosas, alguna emperatriz. En esta pieza no se sabe bien que está haciendo la Venus. Los atributos mamarios no son de la época". Núñez señala que las incisiones no llegan al borde de la pieza, afirma que en este caso resulta evidente que alguien hizo la inscripción sobre la óstraca. "Las piezas son auténticas", asegura, "pero los grabados, no".
Preguntado por la pieza de la Venus, Eliseo Gil se defiende. "A mí me parece posible que pertenezca a esa época. Puede ser arte popular". El arqueólogo sostiene que el análisis iconográfico que se ha hecho en la comisión es poco consistente. "Yo estaba en un proceso de investigación y deposité mi confianza en una comisión de investigadores. Hay unos expertos que opinan unas cosas y otros que opinan otras". Y defiende su método arqueológico: "El proceso de investigación puede tener sus carencias, pero se ha hecho con el mayor rigor posible". Gil, de 47 años, vive días difíciles. Presentó el miércoles pasado sus alegaciones y ahora esperará a ver si la Fiscalía remite la documentación al juez. "Lo que me impulsa a no ahorcarme cuando una vecina me llama falsificador es la defensa de mi honor", declara mientras apura un café en un bar de Vitoria.
El culebrón de Veleia ha revivido el fantasma de Zubialde, la cueva del monte Gorbea que en 1991 se presentó como la capilla sixtina del arte rupestre y que resultó ser falsa.
Varios arqueólogos consultados por este periódico coinciden en que el caso de Iruña Veleia ha sido muy extraño desde el principio y no muestran grandes dudas sobre la falsedad de algunas de las piezas. "Esas piezas se las han colado", explica sin ambages Enrique Baquedano, arqueólogo de campo y director del Museo de Arqueología de Madrid. "Nuestro afán de descubrir es muchas veces superior a nuestro control de las emociones. Hay un momento en que uno se vuelve loco y es difícil aguantar a tenerlo todo refrendado para contarlo". Baquedano recuerda además que todos los nacionalistas siempre han intentado instrumentalizar a los historiadores y, por tanto, a los arqueólogos.
Del mismo modo, los arqueólogos consultados coinciden en que la manera de desalojar a Eliseo Gil no parece de recibo. Es éste el punto fuerte en el que se han basado las alegaciones que presentó el miércoles el ahora ex director de las excavaciones. Fernando Molina, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Granada, lo deja claro: "Al arqueólogo hay que darle todas las facilidades posibles para que se pueda explicar ante la comisión".
Eliseo Gil se escuda en otros expertos que avalan su trabajo. En la web de Iruña-Veleia, presenta un "dictamen científico" de la arqueóloga Carmen Fernández Ochoa. "Eso no es un informe, es una tomadora de pelo", opina Ignacio González Tremiño, arqueólogo que dirige los trabajos en la necrópolis de Carmona (Sevilla). Este periódico intentó hablar con Fernández Ochoa, que rehusó una entrevista pero envió un correo electrónico en el que se refiere al dictamen como "breve nota pericial" y escribe: "No deseo entrar en la polémica suscitada por la interpretación de los grafitos, asunto éste sobre el que ya se han pronunciado expertos cualificados".
La epigrafista Alicia M. Canto asegura que alguien debió incluir esos grafitos con mala intención: "Podría haber sido incluso algún estudiante de los que en verano van a las excavaciones". En estos días, un candado sella la entrada a Iruña-Veleia, cuyo parking está desnudo de coches. Euskotren ha paralizado los pagos. Eliseo Gil afirma que tiene fichas y fotos que documentan el proceso de las excavaciones, pero que no tiene acceso a ellas. El culebrón continúa.