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jueves, 5 de junio de 2008

Un estudio permite hallar ocho restos de la prehistoria en Bealo

El crómlech que se encontró (en el centro) es casi exclusivo en Galicia

Entre los elementos descubiertos figuran petroglifos y túmulos funerarios
Autor:
María Hermida

5/6/2008

En Boiro, basta con ir hasta el castro de Neixón u oír hablar a cualquier arqueólogo para darse cuenta de la importancia que debió de tener esa tierra en la prehistoria. Además, a cada paso se descubren restos que confirman la teoría. De hecho, desde el Centro Arqueolóxico do Barbanza, en Neixón, acaban de anunciar que se hallaron ocho nuevos elementos de riqueza arqueológica.
Todo empezó porque se decidió construir un parque forestal periurbano en San Ramón de Bealo. Como se trata de una zona de riqueza patrimonial, el arqueólogo Víctor Barbeito se encargó de elaborar el estudio previo que la ley obliga a realizar. Conforme empezó a investigar, este profesional descubrió que, además de las nueve zonas con arte rupestre que ya estaban catalogadas en esta parroquia boirense, se fue topando con nuevos elementos de interés. Así, se descubrieron tres paneles de arte rupestre, otros tantos petroglifos y dos túmulos funerarios.
Vital importancia
Los petroglifos se ubican muy cerca de la capilla de San Ramón, y hay uno de ellos que destaca sobremanera por sus genuinas características. No en vano, incluye una piedra tipo losa denominada crómlech con grabados a base de cazoletas de dimensión considerable. Aunque todavía se está estudiando su importancia, la hipótesis es que se trata de un monumento que escasea en Galicia. De hecho, solo se conservan una docena de piedras de este tipo en toda la comunidad gallega.
Tampoco es cuestión baladí la aparición de los dos túmulos funerarios. Aunque el municipio boirense es una zona de gran riqueza arqueológica, solamente se hallaron restos de otra necrópolis, ubicada en el lugar de A Amanecida.
Tomado de: http://www.lavozdegalicia.es/barbanza/2008/06/05/0003_6878295.htm


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Un crómlech cuenta historias del Neolítico en Boiro
Las prospecciones hechas para una obra permitieron hallar una pieza milenaria casi exclusiva en Galicia
Autor:
María Hermida
6/6/2008

En San Ramón de Bealo (Boiro) mover dos palmos de tierra suele ser equivalente a toparse con un petroglifo, una mámoa o cualquier otro resto prehistórico. La situación llega a tal punto que, fuera de micrófono, incluso los políticos maldicen que para hacer cualquier obra en la zona tengan que tramitar mil papeles ante Patrimonio. Pero todo tiene recompensa. Y si no que se lo pregunten al arqueólogo Víctor Barbeito, al que le encargaron unas prospecciones para construir un parque y, nunca mejor dicho, se quedó de piedra al toparse con un nuevo mundo de milenarios restos. Entre ellos figura un aparente crómlech.
Todo empezó cuando un amante de la arqueología alertó a Barbeito, que ya estaba con su trabajo a vueltas, de la existencia de una piedra vertical con unas perforaciones un tanto enigmáticas. Allí se acercó el profesional y descubrió que, en medio de un antiguo muro, figurando como una losa más, había un elemento que, a falta de nuevas investigaciones, se supone que es un crómlech.
Barbeito explica que se trata de una muestra de arte rupestre del Neolítico que tiene, como mínimo, entre tres mil y cuatro mil años. Siempre aparece en posición vertical y puede tener o no grabados. En este caso los tiene. La única duda es si siempre estuvo de pie, y, por tanto, sí sería un crómlech, o fue arrancada de un petroglifo al uso y trasladada ahí por quienes, hace más de cien años, hicieron el muro.
Los 23 agujeros que luce son de cazoleta, es decir, del tipo de arte rupestre hecho en piedra más antiguo que se conoce. Al preguntarle si se trata de una pieza fácil de encontrar, dice: «Só sei de dúas ou tres máis en Galicia».
Más allá de la teoría, lo que mejor suenan son las historias que, gracias a los nuevos hallazgos arqueológicos de Bealo, cuenta Barbeito. Porque, a su entender, que en esta zona se hayan descubierto ahora, amén del crómlech, dos túmulos y varios petroglifos significa, por ejemplo, que el vial que une Boiro y Noia, y que pasa por la zona, fue vía de comunicación ya en la prehistoria.
Paradojas de la vida, Barbeito duda más sobre el futuro inmediato que sobre el pasado. Porque, si bien es capaz de contar mil historias sobre quienes pudieron perforar el crómlech, frunce el ceño al preguntarle qué pasará ahora con la pieza.
Tomado de: http://www.lavozdegalicia.es/santiago/2008/06/06/0003_6882634.htm

Romanos en el Parque Alcosa

Un momento de la recuperación de la dolia.
El capitel jónico de mármol blanco, la joya de la excavación.

La excavación arqueológica en el Parque del Tamarguillo demuestra la presencia humana en el barrio situado en el extrarradio desde hace, al menos, 2.000 años
Luis Sánchez-Moliní

La presencia humana en el Parque Alcosa, barriada de la periferia de Sevilla fundada hace 35 años, es muy anterior a lo que se estimaba hasta ahora. Por lo menos podría remontarse a los inicios de nuestra Era (unos 2.000 años), según las primeras conclusiones extraídas de unas excavaciones arqueológicas que han descubierto una vila romana.Se trata de una antigua explotación agropecuaria -algo muy parecido a los cortijos hasta hace unos cuarenta años- cuya actividad estaría dedicada, además de al autoconsumo, al abastecimiento de la Hispalis imperial durante los siglos III y IV después de Cristo, aunque ya se atisban otras fases de ocupación que podrían alcanzar cronologías anteriores. El descubrimiento, como ocurre muchas veces en la ciencia arqueológica, ha sido fruto de la casualidad. Unas obras que llevaba a cabo la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir en el Parque del Tamarguillo desenterró los primeros restos de esta vila romana, única superviviente en su especie en el área metropolitana, donde la expansión y la especulación han acabado con la amplia red de estas villas que abastecían a la Sevilla romana de artesanía, cereales, aceite, carne y otros productos alimenticios. "De ahí la importancia del descubrimiento y la necesidad de su conservación", afirma la directora de la excavación, María del Rosario Gasent Ramírez, que cuenta con el apoyo entusiasta de los vecinos del Parque Alcosa y de colectivos como Movida Pro Parque del Tamarguillo, la Asociación de Geógrafos e Historiadores de Alcosa Prometeo y la Coordinadora de Vecinos La Fea."Estamos ante una vila situada estratégicamente -dice Gasent-, cerca de Hispalis, del arroyo del Tamarguillo y del trazado de la antigua Vía Augusta", que transcurría por donde actualmente lo hace la N-IV y cuyo tráfico es visible desde el yacimiento. Sin embargo, la arqueóloga prefiere ser cauta a la hora de detallar su extensión y población. "Estamos en una primera fase de la excavación y todavía queda mucho trabajo por hacer". Por comparación con otros yacimientos, la vila tuvo que albergar a una comunidad compuesta tanto por la familia propietaria como por jornaleros, esclavos, artesanos, etcétera, al igual que los cortijos andaluces hasta antes de la gran emigración a los núcleos urbanos en los años 60.Pese a la cautela lógica de los arqueólogos, el yacimiento -ubicado junto al cortijo de San Ildefonso- ya se ha convertido en una de las señas de identidad del barrio. Además, en su interior se han descubierto una serie de piezas de valor artístico. Es el caso de un capitel jónico de tosca factura, "cuyo interés radica tanto en la escasez de capiteles de este orden en la Península Ibérica como en el excelente estado de conservación que presenta". La labra de esta pieza fue realizada con mármol blanco y, al igual que el resto de los materiales documentados en dicho yacimiento, "parece encontrarse en un contexto de abandono y derrumbe de la edificación a la que pertenecía". Es decir, que los arqueólogos no saben muy bien en qué parte de la vila se encontraba, aunque todo hace suponer que, por la calidad artística, perteneció más a la parte doméstica que a la de labor.También, se ha encontrado un dolium (dolia) de gran tamaño (0,90 x 0,80 x 2,65 metros). Estos envases cerámicos parecidos a los tinajones solían servir para contener vino, aceite o, en raras ocasiones, grano. Actualmente, la dolia del Parque Alcosa está siendo estudiada en un laboratorio para que se aclare su contenido y así saber a qué se dedicaba el espacio donde se encontró.De menor valor artístico es una punta de lanza de hierro cuya utilidad (caza, guerra o simple recuerdo familiar) se desconoce por ahora.
Tomado de: http://www.diariodesevilla.es/article/sevilla/147574/romanos/parque/alcosa.html

Unas excavaciones descubren el cementerio islámico más alejado del casco urbano de Xàtiva


La tipología de tumbas de la Bola apunta a que eran de diferentes grupos étnicos
05.06.08 -
M. PONT
XÀTIVA

Unas prospecciones de salvamento en un solar de la calle Lluís Alcanyís de Xàtiva han permitido la localización de más de un centenar de tumbas que pertenecen al cementerio islámico más alejado del casco urbano de los encontrados hasta el momento y que tienen la peculiaridad de que no se parecen a las encontradas en la zona, lo que hace pensar que en la capital de la Costera convivían grupos étnicos distintos que enterraban a sus difuntos en lugares diferentes.Así lo apuntó ayer el arqueólogo municipal, Angel Velasco, quien explicó que la tipología que han revelado las excavaciones practicadas hasta ahora en la zona tienen matices muy distintos, por lo que se va a hacer un estudio lo más exhaustivo posible de los restos.Celia Perla, arqueóloga que ha dirigido los trabajos, coincidió con las apreciaciones de este técnico municipal y señaló que los cuerpos han aparecido "muy juntos, hay una gran cantidad en muy poco espacio y hemos encontrado muchas tumbas superpuestas"."Resulta extraño que en una zona donde hay tanto espacio aparezcan las tumbas tan amontonadas, porque los alrededores se han excavado y no se han encontrado enterramientos", apuntó.Añadió que barajan como hipótesis que los campos de los alrededores fuesen de cultivo y por eso el cementerio se acotase tanto.El solar está enclavado en el sector de la Bola, donde recientemente aparecieron enterramientos muy distintos, muchos de ellos excavados en la roca. En este caso están todos en tierra y se han localizado hasta tres niveles de profundidad.La ausencia de ajuares y los pocos restos de cerámica encontrados y muy rodados hacen difícil su datación, por lo que se tomarán restos de huesos para analizarlos con Carbono 14 y tratar de delimitar así la época en la que se enterraron los cuerpos.Algunos de los enterramientos se sabe que pertenecen al siglo XI, ya que lo confirma la presencia de cerámica almohade de esa misma época, pero no se puede concluir con seguridad si todos son coetáneos, según dijo Perla.Esta arqueóloga señaló que con los otros enterramientos próximos comparten que los difuntos se disponían lateralmente, apoyados sobre el lado derecho, y mirando hacia el sureste. Algunos de ellos cuando se enterraron se cubrieron únicamente con tierra, mientras otros lo hicieron con tejas o con piedras.Todos estos elementos se utilizarán también para estudiar los rasgos del cementerio por la información histórica que puedan aportar.La pobreza del material localizado complica mucho el estudio. "No nos hemos encontrado ni un pendiente ni nada por el estilo", remarcó la aludida arqueóloga.Los trabajos de excavación comenzaron en diciembre pasado y se está a la espera de que los supervise Patrimonio para ver si se dan por concluidos.En la prospección se han empleado a fondo seis auxiliares de arqueología dirigidos por Celia Perla, de los cuales tres se formaron en uno de los talleres de empleo de la ciudad.Los restos humanos y los otros materiales encontrados se han trasladado "a los almacenes de arqueología del museo de L'Almodí, donde se guardan los restos de otras excavaciones", apuntó la directora de los trabajos.Si Patrimonio da ya por concluida la excavación Perla comenzará ya el estudio de los restos para redactar el informe de conclusiones.Velasco apuntó que estas últimas serán de sumo interés para aportar más luz acerca de los enterramientos de la Bola, que como se recordará acoge el cementerio islámico más grande de todos los excavados hasta el momento.La documentación que se genere como consecuencia de la excavación "se comparará y se contrastará con la de otras excavaciones que se han hecho en la zona y en otras partes de Xàtiva", subrayó Velasco.Este técnico dijo que en la ciudad no existe ninguna documentación escrita que aporte alguna luz sobre la existencia y dimensiones de este cementerio. "En el Llibre del Repartiment sólo se habla del Fossar dels Moros junto a la muralla y no hay más documentación escrita conocida", aseveró.Él mismo dirige una excavación en la misma Bola, en concreto en el colegio San Jacinto Castañeda, y en 1.000 metros cuadrados excavados "sólo he descubierto media tumba y restos de dos pequeños muros romanos, que tienen unas pinturas geométricas que voy a tratar de recuperar. Es extraño que a apenas 100 metros de la otra excavación aquí no hayan aparecido enterramientos", manifestó este técnico setabense.
Tomado de: http://www.lasprovincias.es/valencia/20080605/costera/unas-excavaciones-descubren-cementerio-20080605.html