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domingo, 14 de diciembre de 2008

Arqueólogos rosarinos descubren en Santo Tomé 42 esqueletos milenarios

Por Marcelo Castaños

Arqueólogos rosarinos descubrieron en Santo Tomé 42 esqueletos milenarios Un grupo de arqueólogos rosarinos que desde marzo del año pasado excava un conjunto de enterratorios en una calle de Santo Tomé logró identificar ya, en una parcela de sólo 24 metros cuadrados, 42 esqueletos humanos de mil años de antigüedad. El trascendente descubrimiento podría ofrecer datos nuevos sobre la historia de la región, las características de la población e incluso las condiciones climáticas. Los restos fueron trasladados a Rosario para ser estudiados en un laboratorio privado, antes de ser depositados en un museo del lugar de origen.
Si bien el grupo de investigadores trabaja desde 2003 en distintos sitios, el caso particular de los enterratorios de la calle Roverano al 300, en Villa Adelina Este (acaso el más impactante de los descubrimientos que hicieron en el marco del mismo proyecto), comenzó el año pasado. Fue en marzo cuando un grupo de vecinos avisó que, después de las intensas lluvias, habían aparecido vasijas.
Había un antecedente. En 2004, un vecino había hallado un recipiente de cerámica entero mientras clavaba una estaca, lo que llevó a los arqueólogos a poner atención en la zona. Pero lo de calle Roverano no eran cacharros ni mucho menos: se trataba de cráneos humanos. Ante el peligro inminente que corrían estos restos por estar en medio de una calle, se resolvió clausurarla y aislar el lugar. Se delimitó una parcela de seis metros por cuatro, donde comenzaron a excavar. Primero aparecieron seis esqueletos, que a poco de andar se convirtieron en 27, hasta llegar, sólo en esa superficie, a 42.
"Nos encontramos con una zona de enterratorios múltiples, en plena calle", recordaron a LaCapital Rosario Feuillet Terzaghi y Sandra Escudero, directoras del proyecto, quienes calculan que el cementerio milenario se extiende varios metros por fuera de la calzada.
Primarios y secundarios. Según explicaron, hay dos tipos de enterratorios: los primarios y los secundarios. Los primeros son de personas que fueron enterradas y cuyos restos no se tocaron más. Los secundarios son conjuntos de huesos que seguramente fueron trasladados desde otra parte. "Podían ser personas enterradas en otras áreas, que luego fueron desenterradas, puestas en bolsas de cuero —que después se degradaron— o atadas con lienzos, para ser enterradas en otro lado", elucubraron. En estos casos, no están todos los huesos, sino los más prominentes.
Un fechado de carbono 14 realizado en la Universidad de Georgia, Estados Unidos, y financiado por la Bolsa de Comercio de Santa Fe, determinó en diciembre de 2007 que los restos datan de hace mil años.
En esta nueva etapa, y después de reanudar las excavaciones, se resolvió retirar los enterratorios más expuestos. "Calculamos que hay otros niveles más abajo, no sabemos hasta dónde", dijeron las especialistas.
Etapa de análisis. Ahora, la investigación entra en una etapa de análisis para determinar sexo, edad y posibles patologías de los restos hallados. Se va a mandar a hacer otra datación, con un análisis de isótopos que permita ver el tipo de dieta. También se está trabajando con piezas dentarias. "En arqueología se puede trabajar 30 años sobre un mismo sector. Se hacen una o dos campañas por año, se recuperan nuevos objetos, que son estudiados, y los datos se incorporan a los ya analizados", dijo Escudero.
El objetivo es determinar cómo la geografía que se conoce hoy era usada en el pasado, no sólo por poblaciones prehispánicas, sino por las del período del contacto hispanoindígena, como el caso de Coronda. "La idea es confeccionar un panorama regional de qué estaba pasando aquí, y de cómo estas sociedades se adaptaron o no al medio en que estaban viviendo, además de cómo fue la interacción o el choque cultural en el período de contacto", explicaron.
Estas investigaciones pueden ofrecer datos relevantes en cuanto a, por ejemplo, las modificaciones climáticas. "Podemos a partir de estudios sedimentológicos saber cómo era el clima hace mil años, los cambios y los ciclos que tuvo, algo que sería muy útil para determinar cambios a futuro", señalaron.
Los estudios se harán en un laboratorio particular de Rosario, "un espacio propio que fue generando a partir de la ausencia de espacios académicos", aclararon en tono de reclamo.
Tomado de: http://www.lacapital.com.ar/contenidos/2008/12/14/noticia_0019.html