FOTOS: A. M.
Los vestigios llegaron mezclados entre los escombros de una obra de Panxón
Autor:
Alejandro Martínez
Las excavaciones realizadas para la construcción de un geriátrico en Nigrán sacaron a la luz el año pasado uno de los yacimientos arqueológicos más interesantes de la comarca pontevedresa del Val Miñor. Una parte de esos materiales ha acabado ahora formando el relleno de cascotes que la comunidad de montes de Bahíña, en Baiona, ha utilizado para acondicionar una pista forestal.
Pedazos de tejas, restos de ánforas, un molino de piedra circular y diversos elementos tallados del siglo IV han servido para dar consistencia a un camino cercano al embalse que abastece de agua potable al municipio y que sirve para acceder a la estación de petroglifos conocida como Outeiro dos Lameiros.
La empresa constructora depositó hace tres meses estos materiales mezclados entre los escombros con el permiso de la comunidad de montes, que suele aprovechar los residuos de obras para reformar los accesos de la zona forestal.
Poco después, unos senderistas con conocimientos de arqueología localizaron los restos de manera casual y denunciaron el caso ante la Consellería de Cultura, que mantiene abierta una investigación.
La pista forestal aún continúa albergando restos arqueológicos. Un miembro del Instituto de Estudios Miñoranos encontró hace una semana un pedazo de dintel con motivos ornamentales que encaja con otra pieza similar localizada anteriormente.
El presidente de la comunidad de montes de Bahíña, Antonio Mijón, afirmó ayer que ellos desconocían que hubiera vestigios de otra época mezclados entre los cascotes que recibieron para esparcir en el sendero.
Mostró su preocupación por que estos hallazgos puedan ofrecer pistas falsas sobre los primitivos pobladores del monte comunal en un momento en el que estudian un proyecto para la revalorización patrimonial del entorno.
Residencia geriátrica
Los restos arqueológicos proceden de las obras de la residencia de la tercera edad que la Fundación San Rosendo promueve frente a la playa Madorra, en la localidad de Panxón.
El solar que ocupa la nueva residencia albergó en el siglo IV una importante factoría dedicada a la creación de materiales de construcción y su comercialización por vía marítima.
Las excavaciones realizadas el año pasado permitieron localizar en esta zona el único alfar del que se tiene noticia en Galicia, un lugar destinado a la fabricación de arcilla para la creación de tejas, ladrillos y algún tipo de ánforas. Los arqueólogos recogieron entonces miles de piezas de cerámica para su posterior análisis y conservación.
Pedazos de tejas, restos de ánforas, un molino de piedra circular y diversos elementos tallados del siglo IV han servido para dar consistencia a un camino cercano al embalse que abastece de agua potable al municipio y que sirve para acceder a la estación de petroglifos conocida como Outeiro dos Lameiros.
La empresa constructora depositó hace tres meses estos materiales mezclados entre los escombros con el permiso de la comunidad de montes, que suele aprovechar los residuos de obras para reformar los accesos de la zona forestal.
Poco después, unos senderistas con conocimientos de arqueología localizaron los restos de manera casual y denunciaron el caso ante la Consellería de Cultura, que mantiene abierta una investigación.
La pista forestal aún continúa albergando restos arqueológicos. Un miembro del Instituto de Estudios Miñoranos encontró hace una semana un pedazo de dintel con motivos ornamentales que encaja con otra pieza similar localizada anteriormente.
El presidente de la comunidad de montes de Bahíña, Antonio Mijón, afirmó ayer que ellos desconocían que hubiera vestigios de otra época mezclados entre los cascotes que recibieron para esparcir en el sendero.
Mostró su preocupación por que estos hallazgos puedan ofrecer pistas falsas sobre los primitivos pobladores del monte comunal en un momento en el que estudian un proyecto para la revalorización patrimonial del entorno.
Residencia geriátrica
Los restos arqueológicos proceden de las obras de la residencia de la tercera edad que la Fundación San Rosendo promueve frente a la playa Madorra, en la localidad de Panxón.
El solar que ocupa la nueva residencia albergó en el siglo IV una importante factoría dedicada a la creación de materiales de construcción y su comercialización por vía marítima.
Las excavaciones realizadas el año pasado permitieron localizar en esta zona el único alfar del que se tiene noticia en Galicia, un lugar destinado a la fabricación de arcilla para la creación de tejas, ladrillos y algún tipo de ánforas. Los arqueólogos recogieron entonces miles de piezas de cerámica para su posterior análisis y conservación.
La Xunta enviará a un museo las piezas encontradas en el relleno de un sendero de Baiona
Patrimonio y la Policía Autonómica investigan la procedencia de los materiales
Autor:
Alejandro Martínez
La Consellería de Cultura enviará a un museo público los restos arqueológicos más interesantes que han aparecido dentro del relleno de escombros que la comunidad de montes de Bahíña, en Baiona, utilizó para acondicionar una pista forestal.
La mayoría son pequeños trozos de tejas y de cerámica de unos 1.600 años de antigüedad, y destaca una pieza tallada que podría haber formado parte de una construcción romana. Los hallazgos están actualmente en manos del particular que los encontró de manera casual mientras paseaba por el monte, hasta que los responsables de Patrimonio determinen el lugar en el que queden depositados definitivamente.
Los arqueólogos de Patrimonio y la Policía Autonómica mantienen abierta una investigación para determinar el origen de los restos arqueológicos.
El presidente de la comunidad de montes de Bahíña negó ayer que procedan de las obras del geriátrico que la Fundación San Lorenzo está construyendo en Panxón. Los arqueólogos descubrieron en este lugar los restos de un antiguo alfar. El equipo dirigido por la especialista Rosa Villar se encargó de recuperar todos estos vestigios, que ya han sido catalogados en un inventario y han sido objeto de un estudio que se dará a conocer dentro unos meses.
La Fundación San Rosendo llevará a cabo, además, un proyecto de musealización del entorno de la residencia de ancianos para que el público pueda apreciar el yacimiento.
Una obra de Panxón
La comunidad de montes recibió los restos arqueológicos mezclados entre los escombros de la obra de construcción de un edificio que está situado en el centro de Panxón, a unos 50 metros de donde se encuentran las obras del geriátrico.
Se trata de una promoción de viviendas iniciada por el empresario del Val Miñor Carlos Rocha, que el pasado mes de enero fue detenido por un presunto delito de blanqueo de dinero en el marco de una operación del Servicio de Vigilancia Aduanera.
Las obras de este edificio comenzaron el año pasado sin licencia municipal e incluyeron la realización de unas excavaciones que se llevaron a cabo sin seguir ningún control arqueológico.
Por este motivo aparecieron restos de la época romana mezclados entre los escombros que la comunidad de montes utilizó para aumentar la consistencia de una pista forestal.
Para el arqueólogo de Baiona Xosé Lois Vilar, este caso supone un problema de contaminación en el monte que en el futuro podría también desorientar a los investigadores, así como una muestra de cómo el crecimiento urbanístico está acabando con el rico patrimonio arqueológico de Panxón. Algunas piezas procedentes de esta localidad están en manos de particulares. Hace diez años fue subastado un mosaico de gran valor, que fue adjudicado a un coleccionista inglés, después de que no pujara ninguna institución gallega.
Patrimonio y la Policía Autonómica investigan la procedencia de los materiales
Autor:
Alejandro Martínez
La Consellería de Cultura enviará a un museo público los restos arqueológicos más interesantes que han aparecido dentro del relleno de escombros que la comunidad de montes de Bahíña, en Baiona, utilizó para acondicionar una pista forestal.
La mayoría son pequeños trozos de tejas y de cerámica de unos 1.600 años de antigüedad, y destaca una pieza tallada que podría haber formado parte de una construcción romana. Los hallazgos están actualmente en manos del particular que los encontró de manera casual mientras paseaba por el monte, hasta que los responsables de Patrimonio determinen el lugar en el que queden depositados definitivamente.
Los arqueólogos de Patrimonio y la Policía Autonómica mantienen abierta una investigación para determinar el origen de los restos arqueológicos.
El presidente de la comunidad de montes de Bahíña negó ayer que procedan de las obras del geriátrico que la Fundación San Lorenzo está construyendo en Panxón. Los arqueólogos descubrieron en este lugar los restos de un antiguo alfar. El equipo dirigido por la especialista Rosa Villar se encargó de recuperar todos estos vestigios, que ya han sido catalogados en un inventario y han sido objeto de un estudio que se dará a conocer dentro unos meses.
La Fundación San Rosendo llevará a cabo, además, un proyecto de musealización del entorno de la residencia de ancianos para que el público pueda apreciar el yacimiento.
Una obra de Panxón
La comunidad de montes recibió los restos arqueológicos mezclados entre los escombros de la obra de construcción de un edificio que está situado en el centro de Panxón, a unos 50 metros de donde se encuentran las obras del geriátrico.
Se trata de una promoción de viviendas iniciada por el empresario del Val Miñor Carlos Rocha, que el pasado mes de enero fue detenido por un presunto delito de blanqueo de dinero en el marco de una operación del Servicio de Vigilancia Aduanera.
Las obras de este edificio comenzaron el año pasado sin licencia municipal e incluyeron la realización de unas excavaciones que se llevaron a cabo sin seguir ningún control arqueológico.
Por este motivo aparecieron restos de la época romana mezclados entre los escombros que la comunidad de montes utilizó para aumentar la consistencia de una pista forestal.
Para el arqueólogo de Baiona Xosé Lois Vilar, este caso supone un problema de contaminación en el monte que en el futuro podría también desorientar a los investigadores, así como una muestra de cómo el crecimiento urbanístico está acabando con el rico patrimonio arqueológico de Panxón. Algunas piezas procedentes de esta localidad están en manos de particulares. Hace diez años fue subastado un mosaico de gran valor, que fue adjudicado a un coleccionista inglés, después de que no pujara ninguna institución gallega.
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