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lunes, 3 de noviembre de 2008

Hallan en Perú plaza de hace 5 mil 500 años

Consideran arqueólogos que el sitio en Sechín Bajo pudo ser una especie de `club social´

La plaza circular que unos arqueólogos han hallado enterrada en Sechín Bajo, a unos 200 kilómetros de Lima (Perú), pudo ser un punto de reunión para los habitantes del valle de Casma, una especie de "club social" que, con sus cinco mil 500 años, es el ejemplo más antiguo de arquitectura monumental de toda América.
Su uso como centro de reunión es una de las hipótesis que baraja el director de las excavaciones, el alemán Peter R. Funchs (Berlín, 1945), quien, en una entrevista con Efe, reconoce que se trata sólo de una hipótesis y que su función es todavía un poco dudosa, aunque cree que debió tener una finalidad social o ritual.
Sin querer entrar en una competición sobre si esta "plaza" es o no la arquitectura monumental más antigua de América, Funchs -que esta semana ha pasado por Barcelona para pronunciar una conferencia- asegura que esta comunidad se reunía en el recinto en busca de una cierta identidad, ya que toda su cultura era oral.
"Debían transmitir sus rituales; se juntaban allí para escuchar anécdotas, sus mitos, tenían sus fiestitas", explica este veterano científico alemán, en un castellano marcado por giros sudamericanos, sobre aquellas primigenias reuniones en las que no sería extraño que consumieran setas alucinógenas, aunque no con el carácter lúdico con las que hoy las utilizan algunas personas.
Este antiquísimo recinto circular excavado, al que se accedía por unos escalones, tenía entre 12 y 14 metros de diámetro, y estaba construido en piedra y ladrillos de adobe, lo que demuestra cierta experiencia constructiva y hace albergar a Funchs la esperanza de que haya incluso restos arquitectónicos más antiguos.
La plaza no estaba pensada para acoger a mucha gente, por lo que cuando se produjo un cambio demográfico en el valle comenzaron a edificarse otras más grandes y con el paso de los siglos -hasta el año mil 800 antes de Cristo- la originaria fue quedando encajada en otras construcciones de mayor tamaño -algunas circulares y otras rectangulares- que se fueron superponiendo sobre la misma.
Estos centros de reunión están situados junto a la estructura principal del yacimiento, una gran plataforma rectangular de unos 150 metros de largo y 125 de ancho, con varios patios y muros de piedra, donde han aparecido un centenar de nichos.
Los arqueólogos trabajan en Sechín Bajo, en un área de unas 30 hectáreas, desde los años 90, aunque el descubrimiento de la zona más antigua se ha producido precisamente en la campaña de excavación 2007-08 que realiza un equipo de investigadores alemanes y peruanos.
La historia de Sechín Bajo abarca, de momento, unos 2 mil años de construcción, desde el 3 mil 500 al mil 600 antes de cristo, momento en el que, por causas que se desconocen, el conjunto fue sellado y abandonado tras edificar muros y destruir las escaleras de acceso.
Antes, sus impulsores llenaran los muros exteriores de grafitos con relieves de representaciones de animales y otros seres, como el denominado Degollador, que aparece en otras construcciones.
Los habitantes de la zona, que debían vivir en los cerros cercanos -ya que el complejo arquitectónico hallado no se trata de una ciudad-, son contemporáneos de otras grandes culturas, como la mesopotámica o la egipcia, y posiblemente vivían de una agricultura incipiente.
Las construcciones monumentales más antiguas del mundo se encuentran en Turquía, a 55 kilómetros de Siria, en Gobekli Tepe, unos círculos de piedra datados sobre el año 10 mil antes de Cristo y considerados el Stonehenge turco.
"El ambiente arqueológico es un pequeño infierno, todo el mundo dice tener lo más rico o lo más antiguo, y aunque el círculo de Sechín es muy antiguo, cualquier día puede aparecer otro lugar en Perú, ya que hay muchas partes que no se han investigado", afirma el director de estas excavaciones.
Funchs, responsable también de los trabajos arqueológicos que se están haciendo en el centro de Berlín, reconoce que muchos arqueólogos alemanes han tenido durante años mala prensa a consecuencia de su vinculación con el nazismo, que utilizó a estos científicos durante el III Reich, y que sólo comenzaron a recuperar su prestigio a partir de los años 70.
Una de los aspectos en los que están trabajando es precisamente en los búnkers de la II Guerra Mundial, un campo que reconoce polémico, pero que no se puede obviar.
"Los búnkers existen, son un elemento de arqueología, porque para mí la arqueología empieza ayer, aunque en este caso es un asunto delicado, sobre todo si se mezcla la ideología que defienden ciertas personas", afirma Funchs, quien considera que habrá que ser muy cuidadoso a la hora de que estos recintos se abran al público para evitar su utilización política.

cvtp
Tomado de: http://www.eluniversal.com.mx/notas/552006.html

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