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viernes, 4 de julio de 2008

Arqueólogos descubren el mayor legado taíno del Caribe en Jácana

Departamento de Recursos Naturales / Cortesía del Instituto de Cultura de Puerto Rico
La mujer esculpida en la antigua roca está agachada, con piernas como de rana apuntando a los lados. La cabeza decapitada le cuelga a la derecha. Así estuvo preservada perfectamente, tal vez durante unos 800 años, hasta que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército la encontró el año pasado cuando construía una represa de $375 millones para controlar las inundaciones en Puerto Rico. La enterraron de nuevo la semana pasada con la esperanza de que algún día los especialistas la estudien y los niños puertorriqueños la visiten y aprendan de la vida de los indios taínos que la crearon.
FRANCES ROBLES / The Miami Herald
SAN JUAN, Puerto Rico

La mujer esculpida en la antigua roca está agachada, con piernas como de rana apuntando a los lados. La cabeza decapitada le cuelga a la derecha.
Así estuvo preservada perfectamente, tal vez durante unos 800 años, hasta que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército la encontró el año pasado cuando construía una represa de $375 millones para controlar las inundaciones en Puerto Rico.
La enterraron de nuevo la semana pasada con la esperanza de que algún día los especialistas la estudien y los niños puertorriqueños la visiten y aprendan de la vida de los indios taínos que la crearon. Pero los arqueólogos y los funcionarios de gobierno primero tuvieron que resolver un acre debate sobre quién tendría control sobre la roca y otros artefactos enviados a Georgia para analizarlos.
El antiguo petroglifo de la mujer se encontró en un terreno de cinco acres en Jácana, junto al río Portugués en la ciudad de Ponce, en la costa sur de Puerto Rico. Según los arqueólogos éste ha sido uno de los mayores y más significativos descubrimientos hasta ahora en el Caribe, con plazas utilizadas para ceremonias o deportes, un cementerio, residencias y un montón de artefactos de rituales.
El hallazgo arroja nueva luz sobre el estilo de vida y las actividades de un pueblo extinto desde hace casi 500 años.
Partes del lugar estaban cubiertas por seis pies de tierra y según los expertos se usó por lo menos dos veces: la primera vez fueron culturas previas a los taínos, tal vez alrededor del año 600 A.C., y después fueron los taínos, entre 1200 y 1,500 D.C.
"Es emocionante, algo que ocurre sólo una vez en la vida'', dice David McCullough, arqueólogo del Cuerpo de Ingenieros. "Asombroso''.
Pero como todo en esta isla tan política, el descubrimiento se enredó en un debate sobre la soberanía: si un sitio arqueológico rico en valores culturales e históricos se descubre en el lugar de una construcción federal en Puerto Rico, Estado Libre Asociado de Estados Unidos, ¿quién se hacerse cargo?
Después de meses de discusiones y acusaciones de saqueo sancionado oficialmente, el Cuerpo de Ingenieros invirtió $2 millones en la preservación del lugar. Se cambiaron los planes de convertir el área en un depósito de desechos de roca y se sepultó de nuevo con la aspiración de que los arqueólogos regresen para dedicarle los 10 o 20 años que serían necesarios para estudiar el descubrimiento a fondo.
El Cuerpo de Ingenieros promete que la colección enviada a Georgia se devolverá a Puerto Rico. Unas 75 cajas de esqueletos, piezas de cerámica, pequeños petroglifos y piedras se enviaron por Federal Express en dos partes, en cajas dobles, para ser analizados.
"El sitio es una contribución significativa para nuestro entendimiento de lo que hacían los indios'', dice McCullough. "Lo que lo hace único es que los petroglifos estén tan bien hechos. Primero se planeaba que estuviéramos allí seis semanas y acabamos por quedarnos cuatro meses''.
McCullough dice que el Cuerpo de Ingenieros tenía idea de que el lugar existía desde los años 80, pero que nunca habían excavado. Empezaron a excavar seriamente el año pasado cuando estaban haciendo una represa y un lago para proteger la región de inundaciones y se dieron cuenta de que el lugar tenía un valor significativo.
Encontraron un campo de juego de pelota con cuatro paredes de rocas altas, donde se cree que los taínos o bailaban o jugaban. Tres de las paredes estaban cubiertas de petroglifos, entre los mejores que los expertos hayan visto. Algunas figuras estaban grabadas de cabeza, algo que los arqueólogos nunca habían visto. Otros descubrimientos son un amuleto color de jade y los restos de un conejillo de Indias, posiblemente la cena de algún jefe de tribu.
"El campo de juego es más grande que cualquier otra cosa encontrada en el Caribe'', dijo McCullough.
Los arqueólogos creen que puede haber hasta 400 personas enterradas en el lugar.
Pero en su solicitud para construir la represa y utilizar el lugar como un terreno para arrojar piedras, los críticos dicen que el Cuerpo de Ingenieros contrató rápidamente a una firma privada de arqueología para salvar apresuradamente los objetos que pudieran conservarse. La compañía envió 125 pies cúbicos de artefactos en dos envíos a su instalación en Georgia para analizarlos, una decisión que al parecer se tomó sin consultar a las autoridades de Puerto Rico y que esas mismas autoridades infringió la ley.
Sin embargo, la pregunta que surgió fue: ¿Qué ley se infringió? Las leyes estadounidenses estipulan que los artefactos encontrados por el Cuerpo de Ingenieros deben almacenarse en una instalación de clasificación que cuente con autorización federal. En Puerto Rico no existe ningún lugar semejante y las leyes del país indican que los artefactos históricos pertenecen al pueblo puertorriqueño.
"En Puerto Rico todo lo que tiene que ver con nuestro pasado es sentimental y los puertorriqueños lo tomamos muy a pecho'', dijo Marisol Rodríguez, arqueóloga del Instituto de Cultura de Puerto Rico. "Hay un sentimiento de que se están llevando algo que es mío. Se trata de nuestra identidad nacional, sin que tenga que ver cuál es el estatus político de la isla''.
Rodríguez está satisfecha de que el sitio haya sido preservado pero reconoce que se sintió furiosa por la forma en que se excavó con maquinaria pesada.
"Me irrité mucho. Estaba indignada'', dijo Rodríguez. "No podía creer que pudieran tratar un lugar de tanta importancia con tanta falta de respeto''.
New South Associates, la firma contratada para realizar la excavación, dijo que excavó aproximadamente cinco por ciento del sitio para estudiarlo.
"En los periódicos salió que violamos y destruimos el lugar, porque todo se enredó en la política local'', dijo el arqueólogo Chris Espenshade, investigador jefe de New South en el proyecto. "Debemos llevar los artefactos a una instalación autorizada por el gobierno federal. Y eso se convirtió en la idea de que estábamos robándonos el patrimonio cultural de Puerto Rico y que nunca lo traeríamos de regreso. No hay ninguna duda de que todos estos artefactos deben estar a la mano de los expertos puertorriqueños para que puedan estudiarlos ni necesidad de viajar.
"Es una situación negativa''.
Lo que queda del sitio permanecerá separado del proyecto de la represa, que continuará según lo planeado. El lugar pudiera ser vulnerable a inundaciones, reconocen los arqueólogos, pero señalan que duraron así cientos de años.
"No es la mejor forma de preservarlos, pero es mejor que la otra alternativa, que era destruirlos'', dijo Espenshade. "El Cuerpo de Ingenieros pudo haberlos destruido, pero dieron el paso poco acostumbrado de preservarlos''.
Las autoridades puertorriqueñas dijeron que están comprometidas crear la instalación que se necesita para almacenar y exhibir debidamente los artefactos.
El Instituto de Cultura de Puerto Rico está buscando lugares y tratando de asegurar los casi $570,000 anuales que hacen falta para operar una instalación de esta magnitud. Los funcionarios dijeron que esperan inaugurarlo a mediados del 2009, pero algunos expertos siguen preocupados.
"Nadie puede creer que en el siglo XXI una entidad federal pueda contratar a una compañía privada para cavar en un lugar y llevarse cosas de allí'', dijo Miguel Rodríguez, arqueólogo que perteneció al Concilio Arqueológico del gobierno de Puerto Rico durante ocho años.
En enero, Rodríguez renunció al cargo tras sufrir un infarto, que dijo se debió al estrés de trabajar en Jácana.
"Esas son cosas que pasaban en los siglos XVIII y XIX, pero no ahora'', dijo Rodríguez. ‘‘Nadie se atreve a hacer una cosa similar en México; es decir, excavar y llevarse cosas del lugar. Eso es oficialmente sancionado como saqueo''.
Mientras los funcionarios debaten de dónde sacarán los fondos para construir un museo, instalación de almacenamiento y laboratorio, el Departamento de Recursos Naturales contrató a una firma de seguridad que vigila el sitio arqueólogo las 24 horas y asegurar que ningún artefacto termine vendiéndose en internet.
"Con los artefactos en Georgia'', dijo Javier Vélez, secretario del Departamento de Recursos Naturales, "por lo menos no están a la venta en eBay''.
Tomado de: http://www.elnuevoherald.com/186/story/236692.html

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